Me gusta iniciar el planteamiento de un tema definiendo su enunciado, y en este tenor la definición de un factor, significa un elemento, circunstancia, o influencia que produce un resultado. En base a lo expuesto voy a desarrollar mis ideas respecto al tema. La reflexión me la despertó un artículo del sacerdote Luís Ugalde quien es un insigne educador, y que se refiere al magno destrozo que este régimen le ha causado a la educación en nuestro país.
La experiencia foránea sobre todo de los países desarrollados, a quien llamaría adelantados y previsivos, nos enseña que su desarrollo ha sido en esencia intelectual, cuya consecuencia ha sido la innovación de nuevas tecnologías que les han permitido la producción de riqueza, la que a su vez ha contribuido indudablemente a mejorar la calidad de vida de su población.
Me acuerdo que Oscar Arias en un discurso memorable en Trinidad, habló que cuando se inició la revolución industrial en Inglaterra, este movimiento se dispersó por todo el mundo civilizado de aquella época como eran Europa, los EEUU, e incluso países del pacífico como el continente australiano; pero por Latinoamérica pasó como un tren, y ninguno se montó en él, ya sabemos cómo fueron sus consecuencias, agravadas por la égida de una educación escolástica eminentemente teórica y con escasa praxis heredada de la cultura colonial.
Posteriormente en el siglo XX los tigres asiáticos siguiendo el ejemplo del Japón, instrumentaron un sistema educativo que les ha dado excelentes resultados, y hoy por hoy gozan de una envidiable situación económica, por sus adelantos tecnológicos.
Ahora bien, particularmente en esta tierra de gracia durante la era democrática especialmente , se estuvo mejorando progresivamente la educación con el aumento de universidades y tecnológicos públicos y privados, dándole un magno empujón a la preparación de la intelectualidad joven por medio del plan de becas Mariscal de Ayacucho, que hizo que muchos jóvenes brillantes hicieran pregrados y post-grados en los mejoras institutos de educación superior de los países avanzados, conformando una masa crítica que elevó el nivel de nuestras instituciones, y hoy por hoy aquellos formados en nuestros institutos de educación superior, son los que ahora en medio de la diáspora, están dando fe de la calidad de nuestros profesionales en numerosos países de esta Suramérica, EEUU, Canadá , México , Europa, Australia y hasta en el medio oriente e incluso en algunos del continente africano.
Como ejemplo de la excelente preparación que recibieron nuestros educandos hasta hace pocos años, por las redes sociales nos enteramos que por primera vez los extranjeros sobrepasaron a los chilenos y de ellos los venezolanos fueron el mayor porcentaje en el examen único nacional de conocimientos de medicina que tiene que presentar los médicos chilenos y los extranjeros que deseen ejercer la medicina (EUNACOM).
Dice Ugalde que en la escuela los factores fundamentales son los educadores y educandos, y para lograr el éxito existen 4 factores: La familia en primer lugar, el estado y/o gobierno, la empresa privada, y la sociedad civil. Esta última tiene el deber fundamental de saber defender la recuperación y funcionamiento a cabalidad de las escuelas, no solo con el apoyo económico imprescindible para su desarrollo, sino además la movilización de conciencia que debe internalizar que sin educación -entendiendo que educar no es dar información, si no que significa formación- de ciudadanos, impregnados de valores fundamentales, como son la honradez, honestidad, espíritu de sacrificio, respeto por sus semejantes, y trabajo en equipo. Estos y el sistema educativo japonés impregnados en su cultura. Para muestra un botón habida cuenta de lo adelantados que están en todos los campos de la ciencia, incluyendo las finanzas y el mercadeo cómo materias obligatorias.
La nueva administración pública y privada que ha de venir, debe estar consciente que no se puede seguir maltratando a los educadores, hay que estimularlos con buenos aportes económicos que correspondan a su valor social, darle facilidades de vivienda, transporte y superación académica, a la par que a los alumnos procurarles ambientes agradables y confortables con todos los recursos educativos que la tecnología actual ofrece, sin olvidar el aporte nutricional que es básico para el desarrollo neuronal, y que debe iniciarse desde el pre-escolar, hasta la educación superior, entendiendo que esto no es un gasto si no una inversión.
Hay que cambiar el malhadado paradigma del estado docente y la estupidez conceptual que la riqueza se apoya en la explotación de la minería esencialmente, olvidando el campo, el sector fabril y el tecnológico, que son los que verdaderamente den valor agregado a las materias primas, porque con profesionales bien capacitados, nos libraremos de la tradicional dependencia de las importaciones a todos los niveles, en especial el sector de alimentos, maquinaria, tecnología y medicinas.
El sector educativo requiere de respuestas e innovaciones creativas amén de heterodoxas, y una de ellas es echar mano de la experiencia y sapiencia de los jubilados a los que por ley se les prohíbe su colaboración, perdiéndose ese formidable recurso que es la experiencia acumulada, valiosa trasmisión a las generaciones emergentes de relevo. Las empresas deben trabajar de la mano con las universidades para instrumentar las ideas que nacen dentro de los centros de investigación, porque no es un secreto que las bibliotecas universitarias están llenas de tesis a las que no se les ha dado la oportunidad de ponerlas en práctica, ya que nuestros empresarios por lo general prefieren el “hand key, and know how”.
Hay que entender que no estamos en circunstancias normales y hay que utilizar todos los recursos que podamos tener a mano, para sacar la sociedad venezolana del marasmo en que nos han sumido estos 20 años de desastre.
Estamos a tiempo y afortunadamente (si, si ha leído bien), esta crisis nos está dando la experiencia que vivieron los europeos especialmente de la post-guerra en la segunda guerra mundial, porque no hemos aprendido que el petróleo y las riquezas del suelo y subsuelo que nos regaló dios; son para apoyar el trabajo honesto, honrado y tesonero; con la capacitación que da una buena educación, de modo que podamos crear riqueza entre todos para poder salir del Rancho, no el habitacional, si no el Intelectual, que nos impide avanzar hacia el desarrollo sustentable.
HE AQUÍ EL RETO QUE SE NOS PLANTÉA COMO SOCIEDAD. MANOS A LA OBRA “Carlos Andrés dixit”
Dr. Carlos G. Jaime M
SC 13-6-19